sábado, 1 de mayo de 2010

La autoridad del profesorado y los políticos

Ahora resulta que se va a legislar para conseguir que los alumnos nos tengan respeto, y nos lo dicen así como si un padre pudiese de la noche a la mañana conseguir el respeto de sus hijos…
Todos sabemos que las personas son respetadas cuando son capaces de ganarse ese respeto. No estoy queriendo decir nada en contra de mis colegas profesores, no me entiendan mal, lo que ocurre es que todos sabemos que por mucha ley que se apruebe, las cosas, en el fondo, no cambiarán nada si los políticos se conformar con lo fácil: legislar un poquito sobre el tema y a dormir tranquilos…pues no señores, no, la cosa no es tan fácil ni el análisis tan simple. Primero de todo habría que investigar, sí, la famosa I+D+I. Investigar para saber qué pasa de verdad, por qué, por ejemplo, hay profesorado actualmente muy respetado por el alumnado y otro que, en cambio, es víctima de toda clase de improperios por ese mismo alumnado. Cuando menos es motivo de reflexión ¿no?.
A lo mejor llegamos a ciertas conclusiones como la de que la mayoría del profesorado de secundaria no posee formación “real” de pedagogía, psicología de la educación…(muchos en una semana o en un mes han conseguido la habilitación como docentes), herramientas básicas para poder lidiar con la gran complicación- es cierto- que esta sociedad heterogénea y mal educada por ella misma y por los medios de comunicación nos demanda cada día a través del alumnado que manifiesta más tarde o más temprano en las aulas los problemas y carencias sociales y familiares.
A lo mejor concluimos también que si el profesor con este complejo panorama tiene que soportar grupos numerosos de alumnos, alumnado que interrumpe constantemente la labor docente pero que el centro educativo no puede derivar o atender aparte por las limitaciones de plantillas y restricciones o porque otras instituciones como los ayuntamientos tampoco articulan medidas suficientes de apoyo a las familias cuando se hace necesario, si además las aulas físicamente apenas pueden contener a treinta o más alumnos grandecitos y hormonalmente bien dotados, si no se pueden hacer todos los desdobles necesarios, grupos de refuerzo o reducir el número de alumnos por aula…si además no existe un sistema riguroso de formación del profesorado que le libere periódicamente de clases para su reciclaje evitando, por ejemplo, que el alumnado esté mucho más preparado que muchos profesores para las nuevas tecnologías, o para adaptarse en todo lo necesario a los nuevos tiempos educativos…No, no es tan fácil como legislar, y de nuevo los políticos llenan sus bocas para convencernos de que una norma legal va a substituir y a solucionar los graves problemas estructurales que provocan todo lo demás .
Muchos somos escépticos de nuevo porque o lo ignoran o nos engañan y ninguno de los dos supuestos es alentador. El problema de la autoridad del profesor no es un problema en sí mismo sino un síntoma de la enfermedad del sistema educativo de este país que pretende lograr en las aulas lo que fuera de ellas contradice, mientras los medios de comunicación mayoritariamente maleducan a nuestros hijos y dan las coartadas perfectas a estos políticos de receta fácil que no son capaces o no quieren poner lo que hay que poner encima de la mesa. Nos comparamos con países que dedican a su educación mucho más presupuesto, países que tienen claro que el futuro de verdad es el de un buen sistema educativo más allá incluso de las aulas, mientras eso no cale en nuestra clase política este país será de tercera división porque dependerá siempre del poder económico y mediático al que quizás le interesa que la gente trabaje, consuma y piense poco aunque sea para bien.